viernes, 27 de mayo de 2022

William M. Thackeray: La feria de las vanidades (***)

(1.056 pág.; Penguin Clásicos)                       (30; mayo de 2022)

Que tu hija te endilgue un libro de más de mil páginas es la revancha de cuando le hacías leer para que aprendiera y no quería, seguro. Pero a ella le gusta leer gracias a los esfuerzos que hizo, sobre todo, Marisol y a mí me ha gustado, y mucho, este libro, entones ¿qué problema hay?

No podía imaginar que este libro podía ser tan irónico y sarcástico, que se dirija al lector diciéndole “fíjate cómo es la gente”, o bien “no te fíes de ella”. De entre las decenas y decenas de personajes que aparecen en sus páginas va construyendo un universo de caracteres para no dejar títere con cabeza y, por si se le escapa alguno, les pone unos nombres que yo, que no sé inglés, ya fui deduciendo que los ponía a propósito de ridiculizarlos (hay un párrafo que todos son nobles con apellidos de nombres de quesos).

De entre la docena de personajes principales escoge a dos muchachas de origen contrapuesto y hace que la historia de sus vidas vaya en el sentido contrario de su origen y nos cuenta cómo cada una de ellas se enfrenta a su destino. Aunque la historia de ellas también podría resumirse diciendo que es un culebrón, Thackeray destila mala baba hasta la última línea de la novela. Inolvidable.





“Un sentimiento de honda melancolía invade al director de escena que, sentado frente al telón, observa la bulliciosa animación de la Feria.”



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