(360 pág.; Libros del Asteroide) (42; octubre de 2021)
Libro comprado por Marisol que, parece ser, aún no ha
leído. ¡Ahora soy yo quien le recomienda que lea un libro suyo! Y lo hago
porque me ha parecido muy bueno, con una prosa elegante, sencilla, que va dando
la información más tarde de cuando uno cree necesitarla por lo que se crea una
intriga solo por el mero hecho de desconocer algo, no porque haya sucedido, y que
va explicando qué era vivir en Bulgaria hace medio siglo. Vamos a ver qué puedo
decir de la historia.
Supongamos que la de la portada es la protagonista
(aunque la foto parece más antigua que los años setenta en Bulgaria; bueno, en
este país quizá no). Explica algunas cosas de su infancia, que tuvo dos amigas
hijas de amigos de sus padres, que no se han visto en treinta años, que quien podía
se escapaba de Bulgaria, que sus padres y ella no lo hicieron; que siendo
adolescente conoció a un hombre por la que estaba embobada y que, sin
despedirse, parece ser que huyó. Los abuelos de una de sus amigas eran
riquísimos y su padre y sus amigos trabajaban para él. ¿Y esto es bueno?
¡Buenísimo!
“¿Dónde están los
inviernos de mi infancia?”
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