(470 pág.; Debolsillo) (15; marzo de 2018)
Ve a saber de dónde saqué la referencia de que era un
buen libro, pero figuraba entre los diez títulos que le di a Anna antes de
Navidad y este fue el regalo que tuve y no me quejo: fue un magnífico regalo.
La historia está basada en las vidas y amores de Sir Hamilton,
Emma y Nelson, aunque en ningún momento figuran los nombres de ellos: el
primero es el Cavaliere y el segundo
es el héroe. Y así todo el libro; y
esto que podría parecer muy aburrido y tedioso, de la mano de Sontag se
convierte en una aventura el conocer sus vidas, sus pasiones, lo que les llevó
a hacer lo que hicieron, a ser lo que fueron. Es una aventura ir con el Cavaliere hasta la misma boca del volcán
o en busca de sus piezas para las innumerables colecciones que tuvo; también lo
es seguir a Emma con sus creaciones artísticas, teniendo en cuenta que nunca
fue a la escuela; por no hablar de la pasión que tuvo Nelson por la esposa del
que era embajador de Gran Bretaña en Nápoles.
A mí me ha gustado mucho, aunque creo que no es un libro
para todos los paladares, pues a pesar de que no llega al medio millar de
páginas el espacio está aprovechado y no hay diálogos, siendo el coleccionismo
el tema recurrente de la obra y, como dice la propia autora en el libro, el
coleccionismo atrae a aquellos que coleccionan lo mismo que uno, pero no
interesa a los que no lo hacen. Si te gustan los libros bien escritos y de
atrayentes historias este es el tuyo.
“Es la entrada a un
rastro.”
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