(253 pág.; Bruguera) (14; marzo de 2018)
Por fin leo esta novela, una de las más conocidas y
afamadas de Asimov y, como era previsible, no me defrauda. No obstante, se
pueden comentar un par de cosas, una de ellas de mucha actualidad: no hay ni un
solo personaje femenino en toda la novela, eran otros tiempos. En cuanto a la
segunda y, por lo que recuerdo de Los
propios dioses, Asimov juega con el lector, es decir, le enseña las cartas
cuando quiere, en el orden que quiere y, además, haciendo trampa. Esto último
en el sentido de que lo que está pasando, que el lector no sabe a qué se debe o
porqué sucede, él lo explicará un par de capítulos más allá; o bien, saltamos cincuenta
años y la baraja es otra. Pero se le perdona por las buenas ideas que tiene.
Aunque quien no la haya leído no entenderá lo que sigue,
no por ello quiero dejar de mencionarlo: en esta novela se lleva a la práctica
la frase de Marx: “La religión es el opio de los pueblos”. Brillante aplicación.
Bastantes miles de años después de nosotros el universo dominado
es enorme: cientos de planetas ocupados por decenas de miles de millones de
seres. En un extremo de este universo se crea una fundación cuyo cometido en
preservar el conocimiento adquirido hasta el momento. Un hombre, supongo que lo
es y si no así lo designo, ha descubierto la psicohistoria, una ciencia social
que le permite, mediante el estudio del comportamiento de millones de seres,
saber hacia dónde se dirigirá la civilización y qué sucesos podrán ocurrir y,
lo más importante, qué se podrá hacer para seguir avanzando. Pero no todo el
mundo se lo cree ni opina igual, así la intriga está servida.
“HARI SELDON – …Nació el
año 11988 de la Era Galáctica; falleció en 12069.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario