(184 pág.; Anagrama) (17; marzo de
2018; en Huesca)
No hace ni una semana que acabé este libro, pero antes de
escribir estas líneas ya he acabado otros dos (uno de ellos también de Carver)
y, para escoger la línea inicial de uno de sus relatos he revisado cuáles había
en este libro y me he quedado parado al recordar lo buenos que me parecen, a
pesar de lo cortos que pueden llegar a ser.
Aquí vuelve a aparecer la historia del pastel de
cumpleaños que aparecía en De qué
hablamos cuando hablamos de amor, pero en lugar de acabar abruptamente se
alarga hasta hacerse insoportable la situación creada (y que no pienso
explicar), con lo que el relato gana en intensidad. Este es de los relatos de
él que yo considero largos, veintidós páginas, pero es capaz de crear reacciones
en el lector con muy pocas páginas, como en La
casa de Chef, de sólo cuatro páginas. Creo que vale la pena conocer a un
autor que con tan poco transmite tanto.
“Un ciego, antiguo amigo de mi mujer, iba a venir a pasar la
noche en casa.”
Catedral