(307 pág.; Bruguera) (60;
octubre de 2017)
Podría decir de esta novela lo que dije de la primera que
leí de este autor: no me acodaba de la película, la trama es rebuscada, Marlowe
es mordaz hasta la médula y, como la anterior, es una lectura muy recomendable.
No hay duda de que Chandler era un hombre culto y en esta novela, su segunda,
también muestra que estaba interesado por la situación social del momento, como
se puede apreciar en la frase con que se inicia la historia y que está al pie
de la foto.
Un hombre
gigantesco sale de prisión después de haber cumplido su condena y va al garito
en el que, años atrás, trabajaba su novia. Nada más entrar ve a un hombre negro
en el local y lo echa lanzándolo a través de la puerta. Marlowe, que pasaba por
allí en ese momento y ha visto al gigante y lo que ha hecho, decide entrar e
ver qué más puede suceder y ello le va a llevar a tener que descubrir dónde se
encuentra la “muñeca” que fue novia del excarcelado y luchar por defender su
vida, pues el pasado aparece subrepticiamente en el presente y afloran intereses
que estaban aletargados.
“Era uno de esos bloques
de Central Avenue, salpicados de blanco y negro, en realidad los negros aún no
lo habían invadido del todo.”
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