domingo, 27 de septiembre de 2015

Jaroslav Hasek: Las aventuras del valeroso soldado Schwejk (***)

(816 pág.; eBook)                                          (58; septiembre de 2015)
He tenido un mes durillo de trabajo en casa, por lo que no he leído al ritmo habitual, además, hemos estado viendo cada noche dos capítulos de El ala Oeste de la Casa Blanca, por lo que esto también ha contribuido a reducir el tiempo de lectura. Lo digo porque para leer estas ochocientas páginas he estado casi todo el mes, y es que el libro es denso, no tanto porque cueste entenderlo sino porque Schwejk no para de contar historias lo que hace que las páginas estén llenas de inicio a final.
Este valeroso soldado, considerado inútil para el servicio militar por tonto, se enrola en el ejército checo cuando se declara la Primera Guerra Mundial, es decir, pertenece al ejército austrohúngaro. Lo aclaro porque dentro de este ejército se llevan a matar los soldados de distintos orígenes y esta es una de las críticas que en tono festivo va desgranando toda la lectura de estas aventuras. Schwejk no lleva la contraria a nadie, sino que intenta poner su granito de arena a través de miles de ejemplos de su vida, con los nombres de los protagonistas, los lugares en los que sucedió lo que explica, posibles relaciones de amistad o familiares, que también aclara y añade a su discurso. En resumen, cuando abre la boca los que están a su alrededor no pueden meter baza y acaban por hacerle callar, pero no le pueden contradecir por lo oportuno del ejemplo, aunque alejado de lo que se estaba hablando en ese momento. Notables las interpelaciones entre él y el teniente al que sirve.
Esta novela es todo un alegato contra la guerra hecho a través de las opiniones de un presunto tonto que deja en evidencia a sus superiores y las órdenes que rigen el mundo bélico. Para muestra, la primera frase.




“—De modo que nos han matado a Fernando —dijo la sirvienta al señor Schwejk, el cual hacía años que, habiendo sido declarado tonto por la comisión médica militar, había abandonado el servicio y vivía de la venta de perros, feos monstruos de malas razas, falsificando sus árboles genealógicos.”

eBook: con algunas faltas, pero con ochocientas páginas…          epublibre


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