(617 pág.; El País) (6;
febrero de 2014)
Aunque febrero es un mes corto, casi todo el mes me ha costado leer este
libro y no es que el número de hojas sea desorbitado, pero su contenido no
permite avanzar rápidamente en la historia: quizá sea porque está diseñado como
si fueran unas memorias y las páginas son densas, pues apenas hay diálogos;
podría ser el tema, pero aunque a mí me pareció interesante en general, las
muchas páginas dedicadas a las diversas religiones o creencias pueden ser
tediosas.
En la época de Darío, hijo de Ciro, padre de Jerjes y abuelo de
Artajerjes, un persa de ascendencia griega nos cuenta su azarosa vida: viajó a
la India, viajó a China, volvió a Persia y recorrió su imperio, terminando sus
días en Grecia. Si he mencionado a todos esos rey de reyes es porque el protagonista estuvo muy cerca de ellos,
salvo de Ciro y fue el encargado de encontrar rutas para el comercio entre
Persia e India y China. Hay que tener en cuenta, que en esa época los viajes
mencionados duraban años y las estancias se contaban en lustros.
El título es debido a que el protagonista es nieto de Zoroastro y en sus
viajes conoce a Buda y Confucio, además de a otros santones y se interesa por descubrir
cuál es la verdadera religión y el origen de todas las cosas. Seguramente no lo
consiguió, porque me parece que en esas estamos todavía.
“Soy ciego,
pero no sordo.”
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perfecto. epubgratis
(cuando lo era)
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