sábado, 16 de febrero de 2013

Rubén Darío: Azul… (***)


(152 pág.; Espasa-Calpe)                   (64; noviembre de 2012)


¿Quién no ha oído hablar de Rubén Darío o a quién no le han mencionado su nombre en la asignatura de Literatura? ¿Quién lo ha leído? Yo hasta ahora no lo había hecho (como a tanto buenos escritores), pero cuando das con uno tan grande como este has de reconocer que más que alguna laguna en tu cultura tienes océanos por cubrir. Por otro lado, es una gran suerte poder descubrirlo cuando, quizá, más puedas saborearlo.

Queda claro que me ha dejado totalmente obnubilado su lectura. Si mi memoria no me engaña (o dormita, como en la mayoría de los casos), pocas veces (o ninguna) he leído a un autor que tenga la capacidad de recrear sus historias con la cantidad de adjetivos embellecedores que tiene Rubén Darío y, lo más importante, que no llegue a cansar.

No voy a describir ninguno de sus relatos en prosa o las poesías que aparecen en este librito de nombre tan sugerente (he querido creer que se debe a que aparece en muchas páginas, aunque no dejan de aparecer colores por doquier), aunque quiero resaltar dos: La canción del oro y Naturaleza muerta.

En lugar de acabar con una pueril frase mía, dejo cuatro versos suyos:

Dentro, la ronda de mis mil delirios
las canciones de notas cristalinas,
unas manos que toquen mis cabellos,
un aliento que roce mis mejillas.
Invernal




“He visto ayer por una ventana un tiesto lleno de lilas y de rosas pálidas, sobre un trípode.”
Naturaleza muerta

eBook: comprado por 1’63 €. Correcto, y no tiene la carta-prólogo de Juan Valera que aparece en el libro impreso y que, a mi parecer, es un desatino.


No hay comentarios:

Publicar un comentario