(42 pág.; Createspace) (2; enero de 2022)
Se acabó el año de McCullough y comienza el de Palma,
aunque por la dificultad de encontrar obras suyas probablemente no llegaremos
al año.
Esta pequeña obra la he encontrado en Amazon, lo que no
deja de ser sorprendente por muchas razones: el autor desconocido para medio
mundo, el tamaño del libro o su contenido, pero a mí me ha hecho muy feliz,
aunque esperaba más hojas, pues estoy seguro que D. Ricardo almacenó muchas más
historias a lo largo de su vida, pero quizá le pudo el pudor, pues no llevó a
la imprenta estas páginas hasta entrado el siglo XX.
Por si no queda claro en el título, en este libro cuenta unas
tradiciones en las que hay algo soez, atrevido, de sal gruesa, vamos. La que
más me ha gustado es la que aparece al pie de la portada y creo que debería ser
paradigma del respeto que se le debe tener a una madre y, llevado al caso
concreto, no olvidar que, si alguien cree que su madre era una puta, él es un
hijo de.
“Cuando el rey don Juan de Portugal se vio forzado, en los
primeros años del siglo XIX, a refugiarse en Brasil, tuvo, pues su majestad fue
muy braguetero, por combleza o manfla, querida o menina, a la más linda
mulatica de Río de Janeiro, relaciones pecaminosas que, a la larga, dieron por
fruto un muchacho, lo que nada tiene de maravilloso, sino de muy natural y
corriente.”
Fatuidad humana
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