(172 pág.; Tusquets) (67; diciembre de 2020)
Josep
M. sugirió este libro de Allen, el quinto de CLC, que seguramente, los que
estamos en la sesentena, leímos a finales de los setenta, pues era cuando Allen
comenzaba a despuntar con sus comedias más alocadas. No recordaba de qué iban
sus historias, pero sí de que me había gustado mucho y de que también había
leído otro más. Poco más de cuarenta años nos separan de esa primera lectura y
mi gusto ha cambiado, al igual que el mundo, pero la tinta sobre blanco no y
eso ha hecho que esta segunda lectura haya sido muy insatisfactoria, tanto ha
sido así, que lo hubiera dejado en el primer relato, pero la memoria me llevaba
a sus Muerte y Dios y quise ver si esos dos relatos, que tanto
había disfrutado, seguían provocando el mismo placer. Solo se salva el primero,
y no por mucho.
El
primer párrafo de la introducción, que figura después de la portada, es una
muestra de su humor, que no deja de ser un juego de palabras que se basa en la utilización
de una palabra y de su definición que, obviamente, el lector conoce y ahí
radica el posible chiste. Hasta aquí y, si no se abusa de ello, puede que nos
haga gracia. Si en el siguiente párrafo aparece “… la ropa interior que arrojé
sobre una silla me pareció el Kaiser con patines”, entonces quizá, dado que la
relación entre la ropa y la figura mencionada no parece tan evidente, elocuente
ni chistosa, ya no haga tanta gracia y, si esto es así, párrafo sí y otro más
también, la obra se hace insufriblemente aburrida. Si por casualidad estos dos
ejemplos te han parecido simpáticos, te propongo la lectura del final del séptimo
párrafo: “Sigo preguntándome si existe vida más allá de la muerte, y si la hay
¿le cambiarán a uno un billete de veinte pavos?”. Adiós, Allen, me lo pasé bien
contigo en otra vida y siempre nos quedará Casablanca.
“Los pasajes siguientes
han sido tomados del hasta ahora secreto diario íntimo de Woody Allen, que se
publicará póstumamente o después de su muerte, lo que suceda primero.”
Introducción