sábado, 13 de abril de 2019

José L. Cuerda: Amanece, que no es poco (**/***)


(284 pág.; Pepitas de calabaza)                                (14; abril de 2019)
Creo que hará un par de años que le regalé este libro a Marisol, pues a ella le gusta esta película (lo que no es el caso en mi caso). Como las hojas seguían estando pegadas decidí leerlo yo. Diré que casi me dieron ganas de volver a ver la película, pero creo que seguiría sin gustarme, pues considero que es excesiva, aunque tiene ideas muy buenas y, estoy convencido, que las actuaciones deben ser brillantes.
Hay una pequeña introducción en la que se recomienda fervientemente que se lea el prólogo del propio Cuerda. Es lo mejor, con mucho. Está lleno de chispa, es muy gracioso y cuenta anécdotas de su vida, de antes de tener el guion, del tiempo que estuvo en televisión y del propio rodaje. Considero que vale la pena su lectura, aunque luego no se lea el guion ni se vea la película.
¿Y de qué va esta, es decir, el guion? Un español que es profesor en Estados Unidos ha pedido un año sabático y viene a pasarlo a España. Su padre ha comprado una moto con sidecar para que puedan viajar juntos y el viaje les lleva a un pueblo muy curioso: los habitantes del mismo van todos los días a misa porque es un gusto ver al párroco oficiarla; a los borrachos se les da de beber hasta que no pueden más, pues su función es estar beodos; las mujeres se reúnen para echar pestes de los hombres y para ello requieren a un número de la Guardia Civil, que aguanta estoicamente; y no sigo contando más porque no quiero desvelar los sucesos más curiosos e imposibles que suceden en el pueblo, pero que tienen su gracia y más con los comentarios que va destilando Cuerda. Muy bueno.




“Mal asunto si uno, en el territorio de la creación, tiene que ponerse a explicar lo que ha hecho, por qué lo ha hecho o por qué ha dejado de hacerlo.”



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