domingo, 20 de enero de 2019

Leni Riefenstahl: Memorias (**/***)


(928 pág.; Lumen)                             (57; diciembre de 2018)
Hacía mucho tiempo que quería leer este libro, pues aunque no he visto la película por la que es muy conocida, me interesaba saber de su vida, de la que lo desconocía todo. Y por fin había llegado ese momento. Los primeros capítulos me dejaron un poco frío, pues literariamente no tiene un gran valor y si a esto le añadimos un detalle exagerado acaba siendo aburrido leer sobre los primeros años de vida de una persona … pero pasado ese momento (y llega muy pronto) empiezas a descubrir una persona excepcional.
Leni, como llegaron a conocerla los habitantes de Sudán, fue bailarina en sus primeros años de su vida; como se lesionó, aprovechó el ofrecimiento de rodar películas de escalada, con lo que en su adolescencia hacía alpinismo descalza; en un rodaje no pudo asistir el director de la película y ella dirigió las escenas con tan buen tino que a partir de entonces, además de actriz también era directora; practicó esquí y participó en campeonatos; Hitler vio sus películas y le exigió que rodara la convención del partido nazi y, en el 36, la Olimpiada de Berlín; sus películas ganaron premios internacionales, pero debido a la Segunda Guerra Mundial, pasó años sin poder trabajar y lo perdió todo; se fue a rodar una película en Africa y acabó siendo reconocida mundialmente por las fotografías sobre los pueblos Nuba; descubrió el submarinismo a los setenta años y lo practicó hasta pasados los noventa, mientras hacía fotografías que eran publicadas por las revistas más prestigiosas; y sobre los ochenta años dedicó cinco de su vida a escribir este libro, un detallado diario que sería enormemente aburrido sino fuera sobre la vida de Leni Rienfenstahl.




“No resulta fácil desprenderme del presente y sumergirme en el pasado para comprender el largo y accidentado peregrinar de mi vida.”



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