domingo, 19 de febrero de 2017

Winston Churchill: La pintura como pasatiempo (**/***)

(51 pág.; Elba)               (7; febrero de 2017)            (Premio Nobel 1953)
Inicio la sexta centena de libros leídos con ganas, pero no tantas como para embarcarme con los libros de historia que escribió Churchill y, por los que supongo, le otorgaron el Premio Nobel de Literatura. Desconocía la extensión de este, ahora ya para mí, librito, pero como no encontré otro que no tratara de historia fue el que le pedí a Anna que me regalara por Navidad.
El autor tenía más de cuarenta años cuando creyó llegado el momento de dedicarse a algo que no fuera tan cerebral como lo que había hecho hasta entonces y, a pesar de no haber cogido unos pinceles en su vida, se atrevió con el óleo. Entre paréntesis, aunque no los ponga, debía tener traza, pues por mucho que él insista en que hay que probarlo y que con el tiempo ya saldrá aquello que queremos, no me imagino a mí mismo en su gabán y que no me salga una mancha de Rorschach asimétrica. Interesante explicación inicial del porqué se debe dedicar algún esfuerzo a hacer algo totalmente distinto a nuestro quehacer diario, aunque “sería una verdadera lástima desperdiciar el tiempo libre del que disponemos haciendo cerámica”. Para gustos, colores.




“Son muchos los remedios que se recomiendan para el exceso de tensión mental y las preocupaciones que sufren las personas que, durante periodos prolongados de tiempo, deben cargar con obligaciones a gran escala.”


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