(170 pág.; Edicions 62) (9;
febrero de 2016)
Hacía tiempo que quería hincar el diente a este autor,
pero en su estantería hay otros autores que también me interesaban y hasta
ahora no había podido ser. Marisol que había leído esta novela hace muchos
años, a pesar de no recordar los detalles concretos, me dijo que era muy buena.
Y así es. Aunque también un poco bestia, en el lenguaje,
el machismo y el racismo. Vamos que no se olvida de nada. Pero lo más
importante, es que es inteligente, bien tramada y muy entretenida. Quizá el
final no es lo que me esperaba, pero yendo a recoger la primera frase que
figura después de la portada y releyendo la primera página comprendí que el
final se unía a una forma de ser del protagonista que ya se anuncia al
principio.
El protagonista, y cuya voz es la que va contando la
historia, es el sheriff de un pueblo
de 1.280 personas que ya ha sido reelegido una vez, porque no hace nada, pero
ahora le asaltan las dudas de si lo será de nuevo pues, como no tiene ni oficio
ni beneficio, le interesa mucho el puesto y para ello tiene una consigna: no
detener a nadie salvo que sea negro o un blanco que no tenga donde caerse
muerto. Una regla como otra cualquiera.
“Bé, senyors, jo havia de considerar-me ben col·locat, el més ben situat
dels homes.”
eBook: en castellano.
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