(360 pág.; Alfaguara) (61;
octubre de 2015)
Este es el cuarto libro que leo que sale de la pluma de
este hombre, llámese Black o Banville y, la verdad, es que no termino de
encontrarle el punto o la gracia que tienen sus historias.
En esta novela las descripciones de ambientación me
parecen añadidas, superfluas; la trama un poco liosa yendo del presente hacia
atrás cada vez que la muerta tiene que contar su parte de historia; la historia
que explica poco atractiva o atrayente o interesante, al fin y al cabo.
Como no quiero contar de qué va la trama, sólo diré que
el personaje principal es un médico forense que, a mi gusto, es un personaje
con poco gancho, pero parece que al autor le gusta pues esta es su segunda
aparición. Terminé el libro porque era corto, pero se me hizo largo.
Una cuestión al margen: si Black es el seudónimo de
Banville, ¿por qué se anuncia en la portada? Mi respuesta: porque el autor no
tiene suficiente tirón y no hay que olvidar que “money makes the world go around”.
“Quirke no reconoció el
nombre.”
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