(412 pág.; Tusquets) (22;
julio de 2014)
Vi la serie cuando se estrenó en televisión, la acabo de
ver otra vez hace un par de meses y me encuentro con que el libro ha sido,
palabra a palabra, reflejado totalmente en la serie, pues hasta los muchos
pensamientos que tiene el protagonista son comentados en ella y, en lugar de
parecerme aburrido, lo encontré maravilloso. Quizá también haya visto la
película de la cual se extrajo la foto de la portada, pero no lo recuerdo,
quizá porque no me impresionó lo mismo que las trece horas que dura la serie,
quizá porque mi memoria reciente ya está muy mermada.
No sé cómo puede ser la lectura del libro sin que se haya
visto la serie, pero sospecho que las andanzas de Charles y Sebastian cuando
son alumnos de Oxford; la mansión de los Marchmain y las estancias de estos dos
en ella; la familia Flyte y las vicisitudes vividas por todos ellos, explicadas
por el propio Charles, con su manera de ver la belleza allí donde se encuentre
harán que el lector de este libro se inmiscuya tanto en la historia que más que
un ser ajeno a ella se encontrará como un acompañante invisible del propio
protagonista llegando a conocer a cada uno de los personajes de la novela, como
a visitar tantos y tantos lugares bellos o sórdidos que se mencionan o
describen.
Quizá no sea un libro que guste a todo el mundo ni que
merezca ser tan ensalzado, es posible, pero el tono empleado para explicar la
historia de esos personajes me envuelve en un tiempo y unas maneras que hace
que me sienta bien, que disfrute, y hasta que le perdone que sea tan importante
el tema de la religión, ya que realmente la novela fue escrita porque el autor había
abrazado la religión católica. ¡Hasta eso lo doy por bueno!
“Cuando llegué a las líneas de
la Compañía C, en la cima de la colina, me detuve y miré hacia el campamento,
que empezaba a perfilarse claramente a mis pies bajo la neblina grisácea de la
madrugada.”
eBook: en algún capítulo alguna letra se cambia por otra. quedelibros
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