(269 pág.; eBook) (25;
julio de 2014)
Un clásico que debía haber leído, no porque me lo
dijeran, sino porque vale la pena. Con una historia sencilla, sin alharacas,
Flaubert nos muestra cómo se puede complicar uno la vida, aun sin haberlo
buscado y a pesar de haberse resistido.
La historia comienza con el muchacho Bovary que termina
siendo médico de un pueblito y viudo. Conoce a la que será la mujer que da
título a la obra y se casa con ella. Tienen una hija y no tienen problemas…,
pero ella no está del todo satisfecha de su vida. Conoce a un joven que puede
aspirar a ser algo más que su marido, pero a pesar de que llegan a ser muy
amigos, ella no da un paso más allá. Pero la mecha se ha encendido y a partir
de aquí Madame Bovary tomará las riendas de su vida y hará todo aquello que le
sea más gratificante que ser la mujer de un medicucho en un pueblito.
En el RAE no está la palabra bovary, pero podría figurar
como figura donjuán, es decir, como paradigma de una mujer que, a pesar de ser
como el común de los mortales, aspira a más y cuando se decide a dar el paso ni
el marido, la familia, las conveniencias sociales o el dinero podrán impedirle
acercarse a su ideal… aunque por ello no alcance la felicidad a la que
aspiraba.
“Estábamos en la sala de estudio cuando entró el director,
seguido de un «novato» con atuendo pueblerino y de un celador cargado con un
gran pupitre.”
eBook: con algunas letras por otras. Amazon