(368 pág.; eBook) (11;
marzo de 2014)
Hace un tiempo Marisol leyó este
libro y me dijo que lo leyera, que no tenía nada que ver, por lo malo que nos
pareció, con el último que habíamos leído de él, así que este año decidí
congraciarme con este autor y le hice caso. Y tenía razón: nada que ver.
Pero tampoco tiene nada que ver con
el Le Carré (a mí me gusta con la L mayúscula) que guardo en la memoria y del
cual leí más de media docena de sus novelas en dos semanas de vacaciones en
1984. Bah, sólo han transcurrido 30 años.
En
resumidas cuentas, es un libro que se puede leer, pero enrevesado por lo
cambios en el tiempo y que explica una historia que quizá pueda ser actual (lo
cual tiene mérito tratándose de un autor de más de ochenta años) en cuanto a la
conciencia, pero que a mí no me ha dicho ni fu ni fa. El inexorable paso del
tiempo no perdona.
“En la segunda planta de un hotel
anodino sito en Gibraltar, colonia de la Corona británica, un hombre ágil y
cimbreño, cercano a los sesenta años, se paseaba por su habitación.”
eBook: perfecto Amazon
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