(198 pág.; Debolsillo) (12; abril
de 2014)
En Los enamoramientos Javier Marías hace
que sus personajes no dejen de mencionar esta obra, lo que me creó una gran
curiosidad de leerla y Anna me la regaló esta Navidad. Sin ahondar en detalles
que cualquiera que esté interesado podrá obtener, no quiero dejar de mencionar
que la editora del libro (Reino de Redonda) es de Marías, así como una isla (si
no estoy equivocado) con ese nombre, y él es la máxima autoridad de ese Reino.
Curioso.
Hablando de
un cargo menos importante, pongamos un coronel, y concretando en este que nos
ocupa, es dado por muerto en una batalla y certificada su muerte por dos
médicos de Napoleón, por lo que se inscribe el deceso… y la vida sigue; es
decir, su viuda se casa, tiene dos hijos… y entonces aparece un viejo que dice
ser ese coronel. El inicio del relato es interesante porque transcurre en el
despacho de un procurador y Balzac describe con mucho detalle la vida que allí
se desarrolla. La historia en sí es interesante, pero la sensación producida
por la novela de Marías era más intensa que la leída en el original, por lo que
no me ha llenado todo lo que esperaba.
Los otros
relatos están en franca consonancia con este, es decir, explican historias que
son inimaginables o, francamente, imposibles, pero están tan bien escritas, tan
bien conseguida la atmósfera de la historia, que se leen con gusto y se
disfrutan, salvo, quizá la última, que en algunos pasajes es más filosófica.
Está claro
que el fallo de la historia del coronel no fue de Balzac ni, quizá, de Marías,
sino que para una vez que imagino algo lo supongo más intenso que el original,
por lo que el fallo sólo puede haber sido mío.
“Vaya, ¡otra vez nuestro viejo
carrick!”
eBook: con algunas faltas y sólo la
obra que da título al libro.
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