domingo, 15 de abril de 2012

José Luis Sampedro: La sonrisa etrusca (**)


(347 pág.; Alfaguara)                        (14; marzo de 2012)

Un viejo calabrés, sexista por la época de su nacimiento y la educación recibida y, además, de los de “pelo en pecho”, es decir, de los que tuvieron que buscarse la vida a muy temprana edad y participar en una guerra, se va a vivir a Milán a casa de su hijo casado y padre de un bebé a su vez.

Aparte del roce generacional, la novela describe la relación que se crea entre ese abuelo que no crió a sus hijos (cosas de mujeres) y su nieto, que a pesar de que sólo tiene unos pocos meses, va conquistándole, poco a poco, la piedra que la vida le colocó en lugar del corazón. No desvelo mucho, si además, dejo dicho que la forma en que Sampedro va explicando la enfermedad que padece el anciano es más divertida que traumática.

Marisol me había aconsejado esta novela, pero luego me dijo que era ñoña. Puedo aceptarlo, pero yo lo veo de otra manera: no me costó en absoluto ponerme en la piel de ese hombre y entender que la dureza que, en su caso, le ofreció la vida hizo que el lado femenino, que es bueno que tengamos los hombres, no lo encontrara hasta su vejez. Y cuando lo encontró vivió mucho más intensamente.




“En el museo romano de Villa Giulia el guardián de la Sección Quinta continúa su ronda.”


(eBook: para quitar las cabeceras y los pies de página yo edito el archivo mediante Word, si se puede (pestaña Insertar (Encabezado y Pie de página) y opción Quitar para los dos casos). Si no se puede, el mejor consejo que puedo dar por ahora, es buscar otro archivo.)


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