(347 pág.;
Alfaguara) (14;
marzo de 2012)
Un viejo
calabrés, sexista por la época de su nacimiento y la educación recibida y,
además, de los de “pelo en pecho”, es decir, de los que tuvieron que buscarse
la vida a muy temprana edad y participar en una guerra, se va a vivir a Milán a
casa de su hijo casado y padre de un bebé a su vez.
Aparte del
roce generacional, la novela describe la relación que se crea entre ese abuelo
que no crió a sus hijos (cosas de mujeres) y su nieto, que a pesar de que sólo
tiene unos pocos meses, va conquistándole, poco a poco, la piedra que la vida
le colocó en lugar del corazón. No desvelo mucho, si además, dejo dicho que la
forma en que Sampedro va explicando la enfermedad que padece el anciano es más
divertida que traumática.
Marisol me
había aconsejado esta novela, pero luego me dijo que era ñoña. Puedo aceptarlo,
pero yo lo veo de otra manera: no me costó en absoluto ponerme en la piel de
ese hombre y entender que la dureza que, en su caso, le ofreció la vida hizo
que el lado femenino, que es bueno que tengamos los hombres, no lo encontrara
hasta su vejez. Y cuando lo encontró vivió mucho más intensamente.
“En el museo romano de Villa
Giulia el guardián de la Sección Quinta continúa su ronda.”
(eBook: para quitar las cabeceras y los pies de página yo
edito el archivo mediante Word, si se puede (pestaña Insertar (Encabezado y Pie
de página) y opción Quitar para los dos casos). Si no se puede, el mejor
consejo que puedo dar por ahora, es buscar otro archivo.)
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