(349 pág.;
Aguilar) (39;
julio de 2011) (Premio
Nobel 1956)
Estoy en un
momento exigente y por eso es el primer libro, de los últimos veinte, que
considero imprescindible y que debería haber leído hace años.
Juan Ramón
Jiménez en esta obra consigue la prosa más poética que pueda imaginarse y, lo
más difícil todavía, sin llegar a hacerse monótono. En cada capítulo describe
una situación, un sentimiento, un quehacer o a una persona, pero siempre de
forma bella, enternecedora.
Creo que no
hace falta que dedique ni una sola línea a explicar el argumento (¡es un gran
clásico!), pero sí se merece que transcriba el primer párrafo:
“Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que
se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de
sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.”
eBook: sí.