Aleksandr S. Pushkin: La hija del capitán (**)

(216 pág.; Alianza)                 (50; agosto de 2023)

Este libro hace el número 37 del CLC y lo eligió Marisol. Yo no había leído nada de Pushkin, por lo que me parece, de entrada, una buena elección. Su fama le precede. No obstante…

Me esperaba una historia más cercana a lo que debió ser la realidad de lo que explica y no tan de la época que representa: romanticismo. No es que esté mal, pero el estilo lo desdramatiza y se convierte en una especie de cuento. Me gusta el principio, cuando describe al protagonista: diría que está muy cerca de ser un pícaro de los del Siglo de Oro. Se lee en un día y es de un autor reconocido.

“Mi padre, Andréi Petróvich Griniov, de joven sirvió con el conde Münich y se jubiló en el año 17… con el grado de teniente coronel”.

Jon McGregor: El embalse 13 (**)

(320 pág.; Libros del Asteroide)                    (52; agosto de 2023)

Pillo este libro de la biblioteca y cuando le pregunto a Marisol qué le había parecido me dice que no le había gustado nada y que lo acabó leyendo en diagonal. Pruebo.

La novela comienza explicando que una jovencita de trece años ha desaparecido y que todo el pueblo se vuelca a buscarla. A partir de aquí, mientras se busca, el autor nos va explicando la vida de las personas del pueblo, a qué se dedican, cómo va la siembra o la recolección, si el tiempo fue apacible, cómo crecían las flores en esa temporada y cientos de cosas más.

La diferencia con otras novelas que podrían explicar lo mismo es que en esta la narración de un mismo asunto se zanja en dos o tres líneas y, sin solución de continuidad, va a por otro. Es decir, el lector ha de tener muy buena memoria o ir tomando nota de la situación o de lo que hace cada personaje porque cuando se vuelva a hablar de él, varias páginas después, será sin ilación con lo que se estaba contando. No obstante, lo acabé. No está mal, pero es singular.

“Se congregaron en el aparcamiento antes del amanecer y aguardaron a que les dijeran qué debían hacer”.

Olga Tokarczuk: Los libros de Jacob (**/***)

(1.064 pág.; Anagrama)         (51; agosto de 2023)              (Premio Nobel 2018)

Por Sant Jordi de este año Marisol me regaló este inconmensurable, en todos los sentidos, volumen de esta nobelada autora. Ya avanzo aquí que es para conocedores de su obra, lectores de libros de más de mil páginas o interesados en el drama judío, sea del siglo que sea. Casi exclusivamente.

A mediados del siglo dieciocho, en el centro de Europa, hubo una escisión entre los judíos: unos decían que el Mesías ya había vuelto y otros que había que seguir esperando. En medio de todos ellos aparece un tal Jakob que consigue tener unos seguidores convencidos de que él es el mesías. La iglesia católica participa en este pandemonio queriendo hacer su agosto: bautizando a miles de judíos conversos.

Esto en cuanto a la historia. La novela da voz a decenas, muchas, de personajes arropando a los hechos establecidos y, además, echa mano del realismo fantástico, a través de un personaje, que puede sorprender a más de un lector. Muy interesante.

“El trocito de papel tragado se detiene en el esófago en algún lugar cercano al corazón”.

Horace McCoy: Ciutat de corrupció (**/***)

(127 pág.; Edicions 62)                       (48; julio de 2023)

Novela interesante, como casi todas las de esta colección.

La historia comienza con la explosión y derrumbe total de un edificio. La ciudad no debe soportar más al mafioso que la domina y se encarga a un profesor de universidad que acabe con él, mediante unos poderes especiales. Para ello crea un equipo en el que está su padre, teniente de policía; la hija de la única juez que está en el Supremo del estado y varios policías libres de toda sospecha de ser corruptos. Estilo trepidante.

“Vuit minuts després d’haver tocat les quatre de la matinada, ressonà el senyal d’alarma d’incendi a la ciutat: caixa 314, cantonada dels carrers South Front i Poplar, barri dels magatzems”.

Elizabeth Jenkins: La historia del doctor Gully (**/***)

(456 pág.; Alba)                      (47; julio de 2023)

Marisol me recomendó la lectura de este curioso libro. ¿Por qué es curioso? Porque se publicó en 1971, pero parece escrito a mediados del XIX; porque, lo dice la autora en la introducción, es una biografía narrada como si fuera novela y, a veces, llegas a creer que lo es.

El doctor Gully, inteligente médico preocupado por conocer lo mejor posible cómo curar una enfermedad, es el sujeto que aparece abajo a la derecha, protagonista por derecho propio. La protagonista, y antagonista del doctor, es la mujer de arriba: una enferma de los nervios a la que el doctor curará y de la que se enamorará. El caballero de arriba es el marido de la protagonista. La mujer de abajo, que aparece centrada y de tamaño importante, es la señora de compañía de la protagonista y tendrá mucho que ver en la historia; y la otra mujer, la madre de la protagonista.

Con todos ellos viviremos una historia real de amores, matrimonios, defunciones y mucho costumbrismo que ahora pueda parecer muy lejano, pero que llegó a las puertas del pasado siglo… y algo más en algunas costumbres. Interesante.

“Era el primero de mayo de 1870”.

The Paris Review: Entrevistas - VIII (***)

(340 pág.; Acantilado)                        (46; julio de 2023)

Salman Rushdie: “No hace falta que la historia sea simple, no hace falta que sea unidimensional, pero, sobre todo si es multidimensional, tienes que encontrar la forma más clara y atractiva de contarla”.

Orhan Pamuk: “Actualmente leemos muy pocos de los libros que se escribieron hace doscientos años. Las cosas están cambiando tan rápido que dentro de cien años habrán caído en el olvido la inmensa mayoría de los libros que se publican hoy en día”. (2015)

Javier Marías: “Si tuviera que decidir cómo será toda la historia desde el principio –cuántos personajes habrá, qué les ocurrirá, etcétera–, probablemente no escribiría… Supongo que piensas que el lector no conoce toda la historia e intentas escribirla de un modo que lo conmueva, le interese, lo atrape, etcétera, pero entonces te limitas a emplear meros recursos técnicos”.

Jorge Semprún: “Siempre me he sentido atraído por la obra de Faulkner, en la que una vieja dama empieza a contar una historia y luego la historia se funde con otra que nos remonta a un pasado lejano y que cierra el círculo en el presente”.

Kenzaburo Oé: “Yo escribo sobre el mundo a través de mi lente personal, la cuestión más importante ha sido siempre cómo narrar una historia, cómo encontrar una voz”.

Kazuo Ishiguro: “El primer borrador es un caos, no presto atención a nada que tenga que ver con el estilo ni con la coherencia, simplemente necesito ponerlo todo sobre el papel. Si de pronto me viene una idea nueva que no tiene nada que ver con lo anterior, aún así la incluyo, tomo nota de volver atrás y arreglarlo todo más tarde”.

Umberto Eco: “Cuando se te ocurre una idea, puede que no tenga nada de original –cualquier cosa que pienses, ya se le había ocurrido a Aristóteles antes–, pero creando una novela a partir de esa idea, puedes darle la originalidad que le falta”.

John Banville: Nada importa más que la plasmación de una palabra meticulosamente elegida tras otra palabra meticulosamente elegida, hasta que termina primero una frase, después un párrafo, después una página, después un capítulo y por fin un libro”.

Ray Bradbury: “Cuando escribí Fahrenheit 451 odiaba a los que quemaban libros y amaba las bibliotecas. Y ahí lo tiene”.

Michel Houellebecq: “Mis frases son de longitud media, con muchos signos de puntuación. En otras palabras, mis frases son de tamaño medio, pero están cortadas de varias formas. Algo que todo el mundo suele deplorar son los adverbios, pero yo uso adverbios”.

Roberto Calasso: “lo que nunca diría es que [los dioses] son fenómenos culturales, eso lo tengo claro. Los dioses están más presentes que nosotros mismos. La cuestión es determinar si nosotros somos algo, lo cual no es tan sencillo”.

Gabriel García Márquez: Noticia de un secuestro (**/***)

(254 pág.; RBA)                      (45; julio de 2023)

Sigo leyendo a García Márquez cada diez de otro autor. Ahora ya pillo lo que tengo digitalizado, pues está leída la decena de papel que tenemos en casa. Pero, sea en el medio que sea, es un gusto (en este caso no es un placer) leerlo.

En los años noventa, en Colombia, Escobar secuestró diez personas, hombres o mujeres, indiscriminadamente, la mayoría periodistas. Esa es la noticia y ese el secuestro. Es duro el detalle del relato; severas las condiciones en las que se encontraron esas personas durante los meses que se alargó su secuestro. Es García Márquez, es historia.

“Antes de entrar en el automóvil miró por encima del hombro para estar segura de que nadie la acechaba”.

Aldous Huxley: Contrapunto (**)

(635 pág.; Edhasa)                  (44; julio de 2023)

Entre las recomendaciones de Alfonso figura este libro y me lo regaló Anna en los Reyes de este año.

Empecé con ganas y saboreando su tono decimonónico, a pesar de estar publicado en 1928. Los primeros capítulos son de presentación de personajes y caracteres y me gustaban, pero poco después me perdí entre tanto nombre y apellido y, a pesar de que disfrutaba con lo descrito en cada capítulo, no conseguía tener una visión global de la historia.

Los tres o cuatro últimos capítulos le sirven a Huxley para desarrollar, en boca de sus personajes, teorías propias, lo que hace que la novela pase a ser un ensayo. A pesar de todo, la novela no está mal y deja entrever la capacidad de análisis y conocimientos que tenía Huxley.

“–¿No volverás tarde?

Casiodoro Reina & Cipriano de Valera: La Biblia - III (**)

(333 pág.; Grupo Nelson)                   (43; julio de 2023)

Proverbios: 971 a 700 a.C.: Las artimañas de la ramera (PR.7) es un pequeño cuento sobre el adulterio. Cientos y cientos de consejos de todo tipo.

Eclesiastés: alrededor de 971 a.C.: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad”. (EC.1:2)

“Nada hay nuevo bajo el sol”. (EC.1:9)

“Todo es hecho de polvo, y todo volverá al mismo polvo”. (EC.3:20)

“Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino”. (EC.5:15)

Cantar de los Cantares: alrededor de 971 a.C.: cantos de amor.

Isaías: alrededor de 722 a.C.: “Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos, no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos”.

“He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel (Dios con nosotros)”.

Jeremías: 640 a 586 a.C.: setenta páginas lamentándose el pueblo de Israel de lo que les sucede y Jehová de los ejércitos insistiendo en que desaparecerán porque lo han abandonado y han honrado a dioses falsos”. Repetitivo hasta la saciedad.

Lamentaciones: alrededor de 586 a.C.: como indica su nombre.

Ezequiel: alrededor de 586 a.C.: Jehová el Seños habla a este “hijo de hombre” para que transmita al pueblo de Israel y de Judá todas las desgracias que les acaecerán para que sepan quién es Jehová el Señor. Similar a Jeremías.

Daniel: del 605 al 538 a.C.: Aclara los sueños de Nabucodonosor, Darío y Ciro.

Oseas: 722 a 586 a.C.: idolatría y castigos y amenazas de Jehová por partes iguales.

Joel: alrededor de 722 a.C.: devastación de Israel, misericordia de Jehová y juicio a todas las naciones.

Amós: alrededor de 722 a.C.: Jehová Dios “abomina la grandeza de Jacob”.

Abdías: alrededor de 722 a.C.: Israel volverá a ser poderosa.

Jonás: de 931 a 722 a.C.: “…estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches”.

Miqueas: alrededor de 722 a.C.: otro profeta diciendo lo mismo que los anteriores del 722 a.C.

Nahum: del 722 al 612 a.C.: el juicio de Dios sobre la ciudad de Nínive.

Habacuc: alrededor de 612 a.C.: “El justo por su fe vivirá”.

Sofonías: alrededor de 640 a.C.: “Destruiré por completo todas las cosas de sobre la faz de la tierra”.

Hageo: alrededor de 538 a.C.: reconstrucción del templo.

Zacarías: alrededor de 538 a.C.: “Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata”.

Malaquías: alrededor de 538 a.C.: similar a los profetas de ese momento.

Alistair MacLean: Los cañones de Navarone (*)

(leída 1 pág. de 350; Plaza & Janés)            (49; julio de 2023)

Cuando tenía catorce o quince años, leí este libro de aventuras bélicas. Cada año quiero leer un par de libros de los leídos cuando era joven. Este era uno de ellos. Bueno, hasta ayer.

Hasta ayer, que leí las cinco primeras líneas y lo cerré definitivamente. Insoportable.