(120 pág.; Siruela) (17; mayo de 2021) (Premio Nobel 2009)
Cada año intento leo un libro de algún autor que no me ha
gustado. Por si mejora mi percepción. Este año he querido volver a leer uno más
de esta autora. A pesar de que ya había leído tres. Pero, a pesar de no me
convence su prosa, siento debilidad por lo que cuenta. ¿Por qué no me gusta
cómo explica sus historias? Porque sus frases son sujeto, verbo y predicado, o similares. Y
a por otra. Porque sus cortos capítulos son siempre escenas aisladas de la
historia general que va contando. Que, aunque se comprende, me gusta más cuando
la historia es continua. Y, a mayor abundamiento, sus historias son siempre
verdaderos dramas. Pero me siguen gustando.
Esta pequeña novela trata de una familia rumana que
intenta obtener los pasaportes para poder salir del país. Para ello precisan
una copia del acta de bautismo que la hija deberá conseguir buscando en la cama
que el cura tiene en la sacristía, así como llevarle dos sacos de harina, además
de los muchos que le ha llevado el padre, al funcionario que tiene que
autorizar la expedición del pasaporte. La historia refleja las condiciones de
vida y el sometimiento al que se ven abocadas las personas. Interesante el porqué
de tan extraño título.
“En torno al monumento a los caídos
han crecido rosas.”
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