sábado, 18 de abril de 2020

Rafael Sánchez Ferlosio: La forja de un plumífero (**)


(33 pág.; Destino)                               (8; abril de 2020)
Supongo que esta especie de libro, que por su forma aparente lo es, pero que, en el fondo es como un artículo periodístico largo, lo regalaban en el Fnac cuando le dieron a su autor el reconocido Premio Cervantes y, desde entonces, tenía ganas de leerlo, precisamente por su diseño y, también, porque el primer libro que había leído de él me había gustado mucho y lo recordaba, aunque hubieran pasado ocho años.
Al igual que el diseño es diferente, raro sería excesivo, el contenido del texto también puede calificarse de no habitual: como puede apreciarse por la frase al pie, comienza hablando de su infancia, de su padre, de la Falange y la guerra civil, y llega al inesperado éxito del libro que yo leí, El Jarama, y eso hace que se encierre en su casa durante quince años, supongo que más o menos en tiempo y en el confinamiento, para estudiar filología. A partir de aquí habla sobre esta ciencia y técnica y cuesta seguirlo. Aunque interesante, diferente.





“Tengo la convicción de que al menos desde la adolescencia fui el predilecto de mi padre, en lo que pudo influir nuestro vicio común de manejar la pluma, aunque él nunca llegó los extremos patológicos de grafomanía que he alcanzado yo.”




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