sábado, 4 de abril de 2020

B.S. Naipaul: Una casa para el señor Biswas (**)


(640 pág.; Debolsillo)          (7; marzo de 2020)            (Premio Nobel 2001)
Marisol lo dejó a medias y a mí me parecía interesante al principio, pero a medida que avanzaba cada vez me costaba más, y no quiero decir que esté mal escrito o que no se entienda, pero los personajes y las situaciones en las que se desarrolla la historia me hizo desinteresarme por ella, además de las circunstancias actuales en las que estamos inmersos que, quieras o no, también afecta. Esas son las razones por las que, pudiendo haber dejado de leerlo, considero que es recomendable.
El protagonista, que da nombre al libro, se llama así desde que nace, es decir, “señor Biswas”, cosa curiosa y divertida, cuando te refieres a un bebé o un niño. Ya hecho hombre no tiene oficio ni beneficio, salvo que pinta carteles, y conoce a una joven dependienta de un gran almacén a la que enamora a través de un solo billetito lanzado a su mostrador. La joven es la hija de la dueña del gran almacén, pero a pesar de la diferencia social nadie pone reparos a su boda. Y durante toda la novela oiremos los lamentos del señor Biswas de haber caído en las garras de esa familia.
En esa curiosa familia viven todos juntos, aunque por mayoría debería decirse que viven todas juntas, pues son muchas más hermanas que los dos hermanos que tienen, y cuando ya están casadas los cuñados apenas pintan nada. A pesar de que el señor Biswas vive a su costa ello no le impide mofarse agriamente de ellos e, incluso, ponerles motes. El sueño del mencionado protagonista es tener una casa propia y de ello tratará toda la novela.





“Diez semanas antes de morir, el señor Mohun Biswas, periodista de Sikkim Street, St. James, Puerto España, fue despedido.”




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