sábado, 8 de febrero de 2020

Gustave Flaubert: La educación sentimental (***)

(472 pág.; Alba Clásica)                                 (4; febrero de 2020)

Seis años después de haber leído su obra más conocida leo esta que Marisol ya había comprado y leído a su vez. Esperaba que me gustara tanto como me gustó la anterior y, he de decir, que no solo me ha gustado mucho, sino que me ha impresionado, pues no esperaba encontrar otra obra de características similares a la de Los miserables, en el sentido de estar tan imbricada con la historia de Francia en la cuarta decena del XIX, que es cuando transcurre la narración. Fue la última obra de Flaubert y publicada siete años después de la de Hugo.
El protagonista es un joven que se va de su pueblo a París con la intención de estudiar, pero la vida fácil y regalada le atrae mucho más, por lo que irá saltando de una opción que le permita vivir de rentas (casarse con una mujer con buena dote, heredar de su tío) a otras como conseguir un puesto de trabajo bien remunerado y sin complicaciones (como entrar en algún departamento ministerial con un cargo de esas características). En cuanto a su vida sentimental, y de ahí el título, hará lo mismo, es decir, intentar atraerse a la mujer que le proporcione dinero, status, placer o amor, y para ello no dudará en hacer juegos malabares con sus sentimientos.
Como trasfondo de la novela tenemos la multitud de revoluciones, o intentos, que se produjeron en los años cuarenta de hace dos siglos: están detalladas con nombres y apellidos y notas a pie de página, así como también se describen los hechos más trascendentales de esos años. Toda una lección de historia, pues alguien como yo podría creer que la Revolución Francesa se circunscribió al XVIII y nada más lejos de la realidad.




“El 15 de septiembre de 1840, a eso de las seis de la mañana, el Ville de Montereau, a punto de zarpar, soltaba grandes torbellinos de humo delante del muelle Saint-Bernard.”


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