(251
pág.; Urano) (51;
octubre de 2019)
Creía que de esta estantería no
saldría ningún nuevo autor, pues están los volúmenes de McCullough (800 páginas
de media) ocupándolo casi todo, pero un poco antes estaba este librito y a él
le he dedicado un entretenido tiempo.
La detective protagonista es una
enorme negra, toda corazón y sentimiento, que aplicando una lógica casera va
resolviendo los casos que se le presentan en esa primera agencia de detectives
en Botsuana. A pesar de las pocas páginas y del pequeño tamaño del libro, se nos
va informando de las características de la vida allí y en los países
colindantes, lo que no deja de ser instructivo a la par que ameno.
“Mma Ramotswe era propietaria de
una agencia de detectives en Africa, al pie del monte Kgale.”
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