(218 pág.; Edicions 62) (35; julio de
2018)
Es un escritor que está considerado como uno de los
grandes de la novela negra y en su haber cuenta con La jungla de asfalto, así que ¿quién soy yo para decir lo
contrario? En cualquier caso esta novela me ha parecido un tanto absurda, con
demasiados personajes desde el inicio de la novela para que luego todo gire en
torno a una estupenda señorita de la que hasta los semáforos se quedan
prendados. Quizá si a mí me hubiera sucedido lo mismo…
En la primera página nos enteramos que un abogado,
considerado como una excelente persona por la media docena de personajes que
aparecen en ella, ha sido asesinado. El capitán de la policía que depende del
Ayuntamiento es el encargado del caso y se le hace ver claramente que no hay
que escarbar más allá, sino que hay que encontrar a alguien que parezca
culpable y controlar a la prensa para que tampoco pueda llegar a destapar lo
que realmente había detrás de tan buen ciudadano.
“Tots el diaris
deien que hi havia fortes tempestes arreu del mig oest, des dels Grans Llacs,
al nord, fins al riu Ohio, al sud, i des de la frontera de Pennsilvània, a l’est,
fins a les estepes de Kansas, a l’oest.”