(109 pág.; Nórdica libros) (48; julio de 2015)
Es el segundo libro que leo de este autor. Hace años, ya
no me acuerdo de cuántos, leí Trenes
rigurosamente vigilados. No puedo decir que no me gustara, pero esperaba
más. Con ganas compré este libro, por ver si era yo el que no estaba en
disposición de disfrutar de este reconocido escritor en la primera ocasión…
tendré que esperar a la tercera.
Estas Clases de
baile… consisten en un monólogo en el que un hombre ya mayor va desgranando
todas las ideas que le van viniendo a la cabeza, desde las más remotas de su
vida a las más recientes; desde recuerdos de su vida como soldado a
conocimientos adquiridos de militares famosos y no tan famosos; menciones a
personajes públicos internacionales y muchos a personajes propios de la Europa
Central, no tan conocidos por estos lares y menos por el que escribe; y entre
todo esto y más, tres o cuatro citas a Goethe que yo, que sólo he leído Werther, no supe comprender.
Además, todo el monólogo está escrito tal como le viene a
la cabeza al protagonista, sólo con punto y coma entre una idea y otra, salvo,
y esto hay que remarcarlo, por un punto que separa la última página de todo lo
anterior. Y ya sólo por esta página vale la pena seguir pensando que algún día
le encontraré el punto que parece ser merece.
“Igual que ahora vengo a verla
a usted, señorita, antes me gustaba frecuentar a aquellas bellezas de allí,
junto a la iglesia; no es que yo estuviera tan entregado a la sacristía, es que
al lado de la casa del cura había una tienda, donde un tal Altmann vendía
máquinas de coser de segunda mano, además de gramófonos americanos de doble
cuerda y extintores de marca Minimax; y el tal Altmann, como …”
eBook: no lo encontré gratis.
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