(502 pág.; Bruguera) (1; enero de 2014) (Premio Nobel 1982)
El título no deja lugar a dudas: estamos ante una novela que nos va a
hablar de amor y el amorcillo que aparece en la portada nos lo confirma, aunque
para saber qué hace en ese paraje de la selva y qué tiene que ver ese barco que
aparece al fondo tendremos que leer hasta el final. Lo cual solo es cuestión de
ir pasando páginas, deseando que llegue el desenlace pero, a la vez,
lamentándolo, pues con ello se acabará esta enorme puesta en escena que
construye García Márquez para explicarnos unos enamoramientos, algunos de los
cuales duran décadas, arropados por una serie de personajes que van apareciendo
sucesivamente y a través de los cuales vamos conociendo la historia de los dos,
casi tres, personajes principales que intervienen en ella.
La novela comienza con la muerte por
suicidio del que parece el personaje principal, pues se nos explica lo que se conoce de su pasado que
resulta ser muy interesante, pero rápidamente es el médico del pueblo el que se
trueca en protagonista… hasta que pasa lo que pasa y, a través de idas y venidas
en el tiempo, se va desgranando la historia del médico, su mujer y de un
tercero, además de un montón de mujeres que acompañarán la larga vida de este
último.
Podría
pensarse que puede ser anodina una historia de amores, o que no interese a
buena parte del público (mayoritariamente masculino), pero resulta que estas
historias de amores están escritas por una de las mejores plumas de la
literatura y la forma de explicarlas, el mundo que nos describe y que las envuelven
hace que su lectura sea muy gratificante y que apetezca conocer más y, en mi
caso, recordar mejor todos los detalles que añade para hacer el envoltorio
perfecto de la historia principal. ¡Sin miedo al título y de cabeza a la
lectura!
“Era inevitable; el olor de las
almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados.”
eBook: con algunos fallos.
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