(319 pág.; El País) (32;
mayo de 2013)
De este autor también tenemos Augusto, que es el que me apetecía leer,
pero todavía no está eBookado, por lo que esperaremos a que aparezca, pues este
me ha gustado. Ahora entiendo que a Marisol le gusten tanto los libros sobre
Roma, ya que por poco buenos que sean abarcan muchos temas, como por ejemplo, la
legislación, la organización política, social o militar, la ambición, y todo
ello enmarcado en sagas familiares nada convencionales, pues el camino al poder
se allana de la forma que sea, sin miramientos ni remordimientos.
El Tiberio retratado es este libro
es diferente al que aparece en la serie de Yo,
Claudio, incluso diría que tiende a parecerse más a su sobrino o a Adriano
(por lo que cuenta Yourcenar de este último), lo que no me esperaba, ya que su
deseo es apartarse de la vida pública y vivir en una isla dedicado al estudio y
rodeado de gente culta.
Algún día leeré Tiberio de Gregorio Marañón y saldré de dudas, pues aunque quizá
sea más entretenida una historia sobre este emperador no será tan veraz como la
historia de este emperador.
“No creo haber emprendido nunca
nada con más vacilación que el escribir este prefacio que mis editores me han
exigido.”
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