(155 pág.;
Vértice) (29;
junio de 2012)
Este año he
decido que leería una obra de Verne, pues fue uno de mis autores favoritos
durante mi adolescencia y del que más libros leí, pero en lugar de releer uno,
preferí esta novela, pues no la había leído y Marisol se la aconsejó a Anna, y a
esta le gustó.
Aun a pesar
de conocer la fértil imaginación del autor no dejó de sorprenderme en esta
historia, pues como concebía que ese viaje no era realizable (y escribo en
pasado porque la serie de razones que ofrece Verne para hacer creíble dicho
viaje se lo merecen) tenía algo más que curiosidad por saber qué sucedía.
¿Alguien no
conoce la historia y el título no le parece suficientemente sugerente? Pues ahí
van tres líneas: un sabio y su sobrino encuentran un documento que les indica
que se hizo un viaje al centro de la Tierra unos siglos atrás y tiempo les
falta para repetirlo. Contratan a un joven que no tiene miedo y se embarcan en
esta interesante y trepidante aventura.
Ya sé que no
he sido muy detallista, pero aunque aconsejaría leerlo con menos de dos décadas
en las espaldas, el libro es tan corto que es mucho mejor leerlo que no
enterarse de nada más que por alguien que escribe como yo.
“El domingo 24 de mayo de 1863, mi tío, el profesor
Lidenbrok, regresó precipitadamente a su casa, situada en el número 19 de la
König-strasse, una de las calles más antiguas del barrio viejo de Hamburgo.”
eBook: el texto está con los guiones de siempre en mitad de
las palabras y no reconocía el diccionario en español… pero no se podía
adquirir a precio de mercado.
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