(444 pág.; Debolsillo) (27;
junio de 2012) (Premio
Nobel 1907)
Esta es la
novela más larga escrita por Kipling y en ella nos muestra la India (¿por qué
unos países van con artículo y otros no?) que todos tenemos en mente: la India
bajo el imperio inglés. La acción se desarrolla a mediados del siglo XIX y
explica la historia de Kim, un mozalbete que pasa a servir a un lama tibetano,
pero dada su inteligencia es aleccionado a ingresar en una escuela del ejército
para ser utilizado en el futuro como espía británico. A través de los
personajes secundarios que van apareciendo en la novela, se nos muestra la vida
en ese momento de ese país tan singular, con sus clases sociales y la
interrelación que se estableció entre los indios y los sahib.
El personaje
de Kim es muy divertido, pues su inteligencia le permite desenvolverse en la
situaciones más comunes de la vida india (un toro se come la fruta de una
tienda y él le da una patada y le dice a la frutera que le de algo a cambio,
pues el toro ya no volverá a molestarla), o en las peligrosas de su vida como
espía. Kim es muy respetuoso con el lama y le resuelve el sustento diario, lo
que a su vez, se traduce en que el lama se encariñe con el muchacho y le ayude
a prepararse para el futuro.
Es una
novela a todas luces muy recomendable, a cualquier edad, para los que han ido a
la India, los que quisieran haber ido o los que como yo, les gustaría haber ido
a la India, haber vuelto y haberse quedado con el regusto del conocimiento y
disfrute adquiridos, pero habiendo olvidado ya las incomodidades que le supongo
a este viaje (visto desde el sillón sobre el que escribo esto con el aire
acondicionado funcionando). En resumen, un libro y una India maravillosos.
“Se encontraba,
desafiando las leyes municipales, sentado a horcajadas en el cañón Zam-Zamma,
que estaba montado sobre una plataforma de ladrillo ubicada justo enfrente de
la antigua Casa de las Maravillas, como llaman los nativos al museo de Lahore.”
eBook: la edición que encontré tiene líneas con saltos y las explicaciones
unas pantallas más allá, con lo que la lectura se convierte en un continuo ir y
venir, pero a caballo regalado …