(325 pág.; Planeta) (63;
noviembre de 2015)
¿Por qué tengo la sensación de que Premio Planeta es
equivalente a libro que no me gustará o convencerá? No quiero comentar, además,
los supuestos embrollos o componendas que alguna vez he leído con la concesión
del premio más importante, económicamente hablando aparte del Nobel, de la
literatura, pero el resultado es ese: novela que leo que obtuvo el mencionado
premio, novela que no termina siendo de mi gusto… por no hablar del de Marisol,
que ha leído más que yo, y opina lo mismo.
En la tempestad de más abajo el protagonista es un
profesor de arte, de treinta años, desengañado de la universidad y que viaja a
Venecia para ver el cuadro original sobre el que se basa su tesis. Nada más
llegar al hostal donde se alojará tiene una erección debida a la dueña del
mismo; unas horas más tarde muere en sus brazos un hombre; al día siguiente se
enamora de una joven; y con La tempestad
como mar de fondo nos vamos enterando de qué tipo de ciudad es Venecia y de
porqué sucede lo que se va desgranando en la novela.
El personaje principal no tiene vigor, o por lo menos no
después de que salga de la pluma de De Prada. Constantemente repite que es
célibe (a los treinta años y no siendo cura), pero lo de repetir es una
característica del autor en este libro: en cada capítulo hay un párrafo donde
se repite constantemente una palabra. La mayoría del resto de personajes son
esbozos (aunque vuelve a tener una erección cuando conoce a uno de ellos).
Creo que el tema podía haber dado para más, pero es la maldición
del Planeta… y del nuestro, en estos momentos, para qué hablar.
“Es difícil y obsceno soslayar la mirada de un hombre que se
desangra hasta morir, pero más difícil aún es sostenerla e intentar zambullirse
en el torbellino de pasiones confusas y secretos póstumos que se agolpa en sus
retinas.”
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