(619
pág.; Totta) (35;
julio de 2019)
Hacía mucho tiempo que perseguía este libro,
digitalizado, y no lo encontraba y cuando estuvimos en la Feria del Libro en
Madrid, en la caseta de la editorial, lo vi a primera vista. No sé si venden
muchos libros de este estilo, pero amablemente me dieron su catálogo.
Probablemente no conozca ni dos personas a las que le
pueda aconsejar su lectura, a pesar de que considero que es muy interesante,
interesantísima añadiría, pero ¿la vida y pensamientos de un teólogo puede ser
interesante? Pues sí y más la y los de este inteligentísimo suizo.
Comienza la historia como todas: hablando de él, pero
para eso se remonta a la historia de Suiza y de la libertad que la ha
caracterizado. Curioso y a la vez ilustrativo. En todos los nombres de los
capítulos aparece esa palabra tan importante para él y que ha sido su santo y
seña en su vida: libertad. A los veinte años estudia teología durante siete
años en Roma ¡cursando todas las asignaturas en latín! Después filosofía y,
para no aburrir, solo añadiré que fue el teólogo más joven que participó en el
Concilio Vaticano II y, poder conocer los entresijos de lo que sucedió en él,
es razón más que suficiente para leer el libro.
Aunque ya
he dicho que me lo he pasado muy bien leyéndolo, quiero reseñar algunos peros.
Los materiales: algunas frases (pocas, dentro de un libro de 600 páginas) creo
que no están bien traducidas o suficientemente claras; el abuso de las
mayúsculas en los nombres y de las admiraciones ni los he entendido ni me han
parecido apropiados. Los peros de contenido: Küng demuestra mucha imparcialidad
mientras no llega a los años del Concilio; en ese momento, y poco a poco in crescendo, va quejándose de lo que no
se hace tan bien o tan correctamente como se debiera y las críticas a las
personas arrecian y se repite en sus argumentos. Una lástima, pues mis humildes
tres estrellas las merece la primera mitad del libro.
“Todo podía haber sido completamente distinto.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario