(leídas 97 de 713 pág.; Orbigo) (2; enero de
2019)
Hace más de un mes que dejé de leerlo, pero me acuerdo
perfectamente de las ganas que tenía de empezarlo y de lo rápido que se fueron
yendo. Este libro está considerado como uno de los mejores de caballerías, por
lo que no quiero pensar lo que debe ser leer uno que no tenga esta
consideración. La lectura del casi centenar de páginas me ha servido para
apreciar mucho más el Quijote y desear releerlo, para lo que ya no me falta mucho.
Tanto da que sea Amadís, como su hermano u otro de sus
allegados: jóvenes imberbes que desean ser caballeros y desfacer entuertos,
etc., etc., y lo consiguen a punta de porrazos a mansalva, con los que matan o
hieren de consideración a sus oponentes y de los que ellos se reponen con
bellas damas, pueblerinas o de la corte, pero siempre las más hermosas. Así una
tras otra. ¡Gracias Cervantes por abrirnos los ojos!
“Considerando los sabios antiguos que los grandes hechos de
las armas en escrito dejaron, cuán breve fue aquello que en escrito de verdad
en ellos pasó, así como las batallas de nuestro tiempo que por nos fueron
vistas nos dieron clara experiencia y noticia, quisieron sobre algún cimiento
de verdad componer tales y tan extrañas hazañas con que no solamente pensaron
dejar en perpetua…”
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